Durante el embarazo, el cerebro atraviesa una etapa fascinante de cambios profundos en su estructura, funciones y dinámica energética (lo que suele llamarse como libidinización). Este período se considera una etapa de neuroplasticidad, donde el cerebro muestra una extraordinaria capacidad para adaptarse. No solo se regenera y reestructura, sino que también adquiere la habilidad de superar trastornos o lesiones previas.
Transformaciones cerebrales durante el embarazo
En su columna de opinión, la Doula y Puericultora Lali Zurzolo, habla sobre las transformaciones cerebrales durante el embarazo.
Estos cambios, que incluyen transformaciones neuroquímicas, morfológicas y funcionales, son claves para el bienestar en el puerperio, la crianza y la supervivencia del recién nacido.
En el ámbito neuroquímico, las hormonas desempeñan un papel central en la modificación del sistema nervioso central de la gestante:
- Estrógeno: Potencia la capacidad del cerebro para aprender y tomar decisiones, además de tener un efecto positivo en el estado de ánimo y el bienestar emocional.
- Progesterona: Promueve la expresión de proteínas en el citoesqueleto del hipocampo, aumentando la plasticidad sináptica y las conexiones neuronales.
- Relaxina: Favorece la vascularización, ya que actúa como vasodilatador, y regula neurotransmisores relacionados con las emociones y el comportamiento.
En términos morfológicos, el embarazo también provoca transformaciones importantes:
- Se agranda la amígdala: Responsable del procesamiento emocional, lo que puede aumentar la predisposición a estados de ansiedad o depresión.
- Crecimiento de la glándula pituitaria: Fundamental para la producción de hormonas que fortalecen el vínculo díada.
- Reducción de la materia gris: Genera mayor espacio entre los surcos y ventrículos, optimizando la vascularización, un fenómeno similar al cerebro adolescente.
Además, se ha hablado muchos estos años del fenómeno de "poda cerebral gestante", en el que el cerebro elimina conexiones innecesarias para dar lugar a nuevas, priorizando redes neuronales enfocadas en autorreflexión y socialización. Esto facilita habilidades relacionadas con el vínculo, la empatía y la crianza.
Por otro lado, estudios recientes han demostrado que la neuroplasticidad durante el embarazo no solo tiene beneficios inmediatos para la gestante, sino que también puede influir positivamente en su salud a largo plazo. Por ejemplo, se ha observado que algunas mujeres logran una mejor recuperación emocional tras el puerperio gracias a estos cambios cerebrales adaptativos.
Otro aspecto interesante, es la modificación de la actividad funcional de diversas áreas cerebrales. Por ejemplo, el hipocampo puede disminuir su actividad, ocasionando pequeñas pérdidas de memoria durante el embarazo. Este fenómeno es temporal y se vincula con la redistribución de recursos cerebrales hacia áreas más relevantes para la crianza y el vínculo.
Se incrementa la actividad en el precúneo, una región clave en la integración de información interna y externa. Este cambio permite a la gestante, ser más consciente de su cuerpo y enfocarse en el desarrollo del bebé. Es una muestra de cómo el cerebro, prioriza funciones esenciales durante esta etapa.
En el ámbito emocional, la corteza cerebral y prefrontal también sufren adaptaciones significativas. Estas áreas se activan para fortalecer el vínculo con el recién nacido, identificando señales como el llanto y experimentando placer frente a estímulos positivos, como la sonrisa del bebé. Este ajuste incrementa el círculo de recompensa, fomentando conductas de apego necesarias para la crianza.
Según investigaciones realizadas con técnicas de neuroimagen funcional, los cambios en la corteza prefrontal también contribuyen a mejorar la capacidad de la madre para interpretar las necesidades del bebé y responder a ellas de manera adecuada. Esto refuerza la importancia del cerebro como herramienta esencial para la crianza.
Por último, quiero destacar la resiliencia del cerebro gestante frente a desafíos externos y la manera en que se organiza para garantizar el bienestar tanto de la madre como del bebé. Incluso en condiciones adversas, como estrés elevado, el cerebro gestante muestra una capacidad excepcional para adaptarse y continuar priorizando funciones vitales para la supervivencia del recién nacido.
Estas transformaciones, no solo son evidencia de la poderosa capacidad adaptativa del cerebro, sino también de su papel como pilar en la construcción de vínculos y empatía. Además, son un recordatorio de que la gestación es un proceso dinámico y extraordinario, que merece ser entendido y apreciado en toda su complejidad.
En definitiva, el cuerpo y el cerebro trabajan de manera fascinante durante el embarazo para equiparnos con las herramientas necesarias para la crianza. Esto nos invita a confiar más en nuestra fisioanatomía y reconocer su sabiduría.
Si te interesa profundizar en este tema, te recomiendo leer los estudios de la Dra. Ibone Olza, experta en psicología perinatal.