Este jueves 15 de septiembre llega una nueva obra de teatro a la Casa de la Cultura de Villa La Angostura “Los Santos” de Circo Minimal y Teatro de Objeto, el encuentro será a las 20 horas en Las Frambuesas 32, con entrada libre y gratuita.
Los santos: una historia de amor grotesca y delirante
La obra transcurre en una casa vacía. Encerrados en ella, dos hombres alrededor de una mesa y pocos objetos, como vasos y botellas, comparten ese tiempo que huele a rancio y a humedad. Es una historia de amor grotesca y delirante, con herramientas circenses y una clara búsqueda desde el teatro antropológico, según cuenta en entrevista con RÍO NEGRO, Claudio Inferno.
“Con Eleazar nos propusimos crear un mundo diferente a partir de aunar las herramientas que traíamos del circo, sus técnicas. El objetivo fue siempre el mismo: viajar hacia un lugar distinto, que no es ni más ni menos lo que propone el teatro como género. Una vez que sumamos esto para su construcción, le aportamos a la escena los elementos que conceptualmente responden al minimalismo. Fueron esas cuestiones mínimas las que nos permitieron crear un espacio para imaginar y donde el público pudiera completar la obra. Tal es así que es muy raro que todos vivan y sientan un mismo espectáculo”.
Los Santos es producto de una profunda investigación. Es una obra sin texto, con grandes destrezas físicas y que, por ende, apela a la imagen. La subjetividad de cada espectador completa los espacios con su material, con sus experiencias y sus vivencias. Aquí, el circo se redujo a un espacio pequeño. En una mesa cabe la pista y es en ella donde los dos comediantes avanzan con sus conflictos. El lenguaje conseguido no caduca, sino que, luego de 12 años que lleva la obra en cartel, sigue creciendo.
Fue fundamental la mirada externa que aportó el director danés, Karl Stets, quien los ayudó en el trabajo de las sutilezas, en esos pasajes que había que cuidar entre las piruetas y las escenas más naturalistas. Esas transiciones fueron tomadas como elementos de la escena. Son los momentos más íntimos entre estos dos seres. La cuarta pared se presenta más oportuna que nunca para ellos cuando permiten incluir al público con algún gesto aislado.
“Trabajamos mucho la idea del encierro a partir de la compañía de alguien. Son dos personas que repiten sus costumbres como si fuesen coreografías de una vida compartida, volviéndolas casi un ritual. Son fetichismos, sublimaciones que responden a su forma de ser y a la convivencia”, reflexionó Claudio. “Hay un contenido tácito, será por eso que cada vez que la hacemos, es una lectura diferente por parte de los espectadores. Pero somos permeables a lo que nos dicen porque nos nutrimos de esas devoluciones. Es atemporal, amén de su calendario. La obra está viva porque sigue creciendo con nosotros”.