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El Parque Nacional Lanín y la Historia de sus guardaparques

El Parque Nacional Lanín ofrece una historia cada semana para adentrarnos en las vivencias de sus guardaparques.

AL RESCATE DE LA ECÓNOMICA

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El corazón de una casa de campo es la cocina económica latiendo con su crepitar de leños encendidos.Un auténtico "tres por uno" que además de su función elemental asume sin tapujos otras como calentar el agua para la ducha y el ambiente. Recuerdo marcas clásicas como Carelli, Istilart o Tamet. Algunos modelos hasta con un recipiente para mantener agua caliente; todas con sus hornallas regulables mediante anillos concéntricos, la puerta para la leña, el cenicero y el horno.

Temprano, cuando el cuerpo abandona las mantas para enfrentarse al invierno, la paciencia aterida enfrenta el reclamo del fuego para ser certeza: papel, ramitas finas, y un fósforo.Un aporte a la causa puede ser la pasta a base de aserrín o ceniza, embebida en un líquido inflamable como querosén o gasoil (¡nafta jamás!) garantía absoluta de un encendido sin demoras.

Sobre el hierro caliente la pava grande. A un costado de la hornalla un tachito con agua para temperar la cebadura, que supo de mejores tiempos como lata de duraznos en almíbar.Debajo el cajón artesanal para la leña, hecho a medida, donde se amontonan troncos cortados, charamusca, palitos finos y un campero reciclado de envases de cartón.

El cuadro se completa con el infaltable asiento personalizado. Un tocón de madera revestido con cuero de oveja, una silla de mimbre, o un banquito de tres patas haciéndole malabarismos al silencio.

La vida está ahí. En ese pedacito de sensaciones cotidianas.

En el perfume del humo, la danza de las llamas, la voz de la leña cantándole una canción de cuna a la soledad. En los ruidos de la serpentina que calienta el agua del tanque superior, el gesto de la mano apoyándose para confirmar la temperatura justa, el perchero de caña y alambre colgando sobre las hornallas.

En el sabor del pan casero, en los mates en silencio.En el calor que envuelve los primeros pensamientos del día, y en la compañía del fuego burlando la penumbra invernal de las cinco de la tarde.

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