Carola del Bianco, reconocida modelo de los 90, desembarcó en Brazo Machete este mes de julio con la llegada de la nieve y las vacaciones de invierno; su casa está situada en un rincón único del Nahuel Huapi y fue construida en el año 1999 por la pasión de su marido Francisco Mayorga, por ese rincón de la Patagonia; allí ofician como anfitriones de muchas celebridades y si bien se afianzaron en la Patagonia sobre todo en la pandemia, decidieron este 2022 mudarse de manera permanente a Punta del Este donde de radicaron.
Sin embargo, durante las vacaciones y las fechas turísticas suelen hacer escapadas a Villa La Angostura y este intenso invierno no fue la excepción. Villa La Angostura vive el mes de julio con nieve como hace años no se tiene registro, y allí desembarcó Carola junto a su marido y sus 4 hijos.
Carola compartió en sus redes sociales postales de momentos únicos jugando con la nieve en el bosque que rodea su casa, tardes de cocina y lectura al costado de la chimenea, son el combo perfecto para la familia en estas tardes de julio bajo la nieve.
Sus primeros tiempos en la Patagonia
"Era una época en la que viajaba mucho por mi trabajo como modelo y recuerdo lo fascinante que me resultaba el contraste entre la vida que empezamos a vivir acá y las pasarelas. Llegamos a estar seis meses instalados en el Sur y fueron varias las veces que corrí hasta el aeropuerto de Bariloche para subirme a un avión, cumplir con un compromiso y volver a los dos días a hachar leña con “Paco” para poder bañarnos, por ejemplo", precisó Carola en una entrevista con Revista Hola.
"Acá aprendimos a disfrutar de las cosas simples de la vida. Empecé a trabajar a los 15, en un momento familiar complicado y con una exigencia muy grande, que era autoimpuesta, porque nadie nunca me pidió nada. Estar tranquila en el living de casa, con el fuego prendido e inmersa en un juego de mesa en la mitad de la semana era algo impensado para mí, y esta casa y “Paco” me dieron esa posibilidad. Debo admitir que no me resultó nada fácil aprender a disfrutar del ocio o darme el lujo de pasar una tarde entera cocinando. Son cosas que descubrí viviendo acá y que, hoy, no cambiaría por nada en el mundo", concluyó.