Recientemente, el miércoles 14 de agosto, se realizó un asombroso descubrimiento en la localidad de Villa el Chocón, Provincia del Neuquén, al cual los científicos llamaron CAMPANANEYEN FRAGILISSIMUS; un dinosaurio de cuello largo que forma parte del grupo de los rebaquisáuridos.
Este sorprendente saurópodo, que vivió hace unos 90 millones de años, aporta valiosa información sobre la vida en esa época; sus fósiles fueron descubiertos en 2009 en la Barda Atravesada de Las Campanas, cerca de Villa El Chocón. Los restos, que incluyen parte del cráneo y vértebras, han sido objeto de estudio de los científicos Lucas Lerzo y Pablo Ariel Gallina de la Fundación Azara (CCNAA-Universidad Maimónides, Buenos Aires), Juan Ignacio Canale del Museo Paleontológico Ernesto Bachmann (Villa El Chocón, Neuquén), Alejandro Otero de la Universidad de La Plata (La Plata), Fidel Torcida Fernández-Baldor del Museo de Dinosaurios, (Burgos, España) y John Whitlock del Carnegie Museum of Natural History (Pittsburgh, United States); además de estudiada, la especie ha sido publicada por varios investigadores en la revista Historical Biology.
Características del fósil hallado en Villa el Chocón
Una de las características más notables de Campananeyen fragilissimus es su ilion, un hueso de la cadera extremadamente delgado, que presenta paredes finas e intrincadas con sacos de aire derivados del sistema pulmonar. Este diseño inusual no se ve en ningún otro saurópodo conocido.
Su nombre, que proviene de la localidad en la que se hallaron los restos y del término mapudungun para “aire”, refleja su alta neumaticidad. El epíteto específico, fragilissimus, destaca la fragilidad de sus huesos, especialmente el ilion, aunque la estructura de sus vértebras cercanas proporcionó el soporte adicional necesario para compensar esta debilidad.
A su vez, el sistema pulmonar de Campananeyen fragilissimus era increíblemente desarrollado, con numerosas perforaciones en su esqueleto, lo que le permitió tener un cuerpo relativamente ligero y adaptado a su entorno. Aunque su ilion era vulnerable a fracturas, el dinosaurio tenía una estructura vertebral que le daba la fortaleza necesaria para enfrentar estos desafíos.