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La pasión no sabe de distancias: La historia de la filial sanmartinense de Gimnasia y Esgrima de La Plata

Son más de 1.600 kilómetros los que separan a la ciudad de La Plata en Buenos Aires, cuna del club Gimnasia y Esgrima, de San Martín de los Andes. Esta locura de 40 triperos tomó forma hace casi dos años y es una clara muestra de que en la pasión por el fútbol no manda la razón, sino el corazón.

Alejandro Marotta es uno de los referentes de la Filial Triperos San Martín de Los Andes, un espacio que representa al equipo dirigido por Diego Armando Maradona a miles de kilómetros del “Bosque”, pero que sin embargo, vibra de manera muy particular a través del sentimiento del club.

Marotta al igual que los miembros del de la filial llegaron a San Martín hace algunos años y se reconocieron, se encontraron y se conectaron por los colores, por esa pasión que no pueden disimular y que llevan con orgullo.

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“Somos pocos, pero no hacemos sentir, ahora va a venir una camiseta del Diego firmada para sortear. Vamos a estar organizando algo especial”, cuenta Marotta en diálogo con Diario 7 Lagos.

La filial cumplirá en menos de un mes su segundo año y nació después de un partido que tuvo Gimnasia en Cutral Co por la Copa Argentina. Los fanáticos no se perdieron la oportunidad de ir a ver su equipo y salieron en cuatro autos para la cancha. Tras mantener diálogo con la presidencia del club, ese día definieron que armarían su propia filial en San Martín.

Los une la pasión y el amor por los mismos colores y de esa manera “acortan distancias” con su ciudad natal. “Lo que queremos es representar a un club chico que nosotros lo sentimos muy grande y estando lejos se agiganta mucho más. Somos una hinchada que ponemos el corazón más que la razón y eso la verdad que se extraña a más de 1600 kilómetros”, analiza Marotta.

Lograron afiliar a nuevos socios a la distancia, siguen los partidos de cerca, pero demás se unen para colaborar. Por el Día del Niño realizaron una colecta con la que llegaron a juntar juguetes para 100 chicos.

Los entregaron a la Casita Crecer, un espacio que da apoyo escolar y asiste a familias necesitadas. Allí acuden alrededor de 40 niños. Ahora esperan la llegada de unas 100 camisetas del Lobo para “seguir evangelizando” en el pueblo.