La historia de un matancero al que la cuarentena lo encontró viviendo en Qatar

Ignacio es de Ciudad Evita y en su CV personal suma experiencias en Bélgica y Qatar. Su formación profesional y artística fue en La Matanza pero la cuarentena lo encontró en Medio Oriente y, tras perder su trabajo, analiza los pasos a seguir.

De Ciudad Evita a Qatar, con una escala intermedia en Bélgica. Más de 20 mil kilómetros recorridos por un matancero que se formó en el partido pero que ahora se encuentra planificando su futuro en el país que recibirá el próximo Mundial de fútbol. La cuarentena dictada en muchos países del mundo por el coronavirus modificó su presente laboral y, con la imposibilidad de regresar al país, Ignacio analiza su futuro.

“Acá es muy difícil mantener una vida social puertas afuera. Estamos en un desierto y el calor y la humedad son abrumadores”, describió Ignacio en charla exclusiva con Viví el Oeste. La solución ante ese problema son los shoppings. En Argentina cerrados por la pandemia pero en Qatar constituyen un punto de encuentro ante las inclemencias del clima de Medio Oriente.

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Qatar es un país islámico con la particularidad que la mayoría de su población actual es originaria de otros países. “El país se está preparando a pasos agigantados para el mundo. Las construcciones no paran, los estadios son colosales y hasta se creó una ciudad, Lusail, al norte de Doha, para albergar a los turistas”, detalló en referencia a los preparativos de cara al Mundial 2022.

Doha, en palabras del matancero, es una ciudad cosmopolita aunque el Islam se encuentra muy presente en el día a día qatarí. “No se puede ingresar a ciertos espacios culturales o  públicos con bermudas, shorts o musculosas”, detalló Ignacio. A diferencia de Argentina, el fin de semana en Medio Oriente es de viernes a sábados. Además la venta de alcohol y cerdo está prohibida a menos que el comprador posea una licencia que lo habilite.

Ignacio se quedó sin trabajo durante la cuarentena y en la actualidad cuenta que se está acomodando nuevamente al día a día mientras da clases de español y piensa en su futuro. Los vuelos de repatriación de argentinos no fueron una opción para él, mientras afirma que, por ahora, analiza seguir su vida en el país de Medio Oriente aunque extrañe a sus familiares y amigos.

“Pasar los meses del coronavirus en Qatar fue más ligero que en Argentina”, afirmó sobre la situación actual de pandemia. Además recalcó que los negocios tienen restricciones y que el uso de barbijo es obligatorio pero que en ningún momento se dictó el confinamiento en los hogares.

Otro hecho que destacó que lo ayuda en la actualidad es la posibilidad de juntarse a recorrer la ciudad con otro grupo de argentinos que viven en Qatar, estudiar teatro y francés (actividades que ya realizaba en La Matanza) o comenzar con un curso de italiano. “Soy una persona que necesita mantener su mente activa todo el tiempo”, se describió a sí mismo.

Su formación en La Matanza y las ganas de conocer el mundo

“Yo necesito nutrirme de culturas, costumbres y gente nueva, me hace feliz”, analizó Ignacio quien pasó su infancia y adolescencia en Ciudad Evita. Estudió comunicación social en la Universidad Nacional de La Matanza y teatro e idiomas (como el francés) en San Justo. “Puedo decir que me formé como profesional enteramente en el partido”.

Las ganas de conocer el mundo lo llevaron a poner en pausa su formación en La Matanza y viajar durante un par de meses a Bélgica en el año 2017. “Fue uno de mis primeros logros porque llegue ahí por mis capacidades y, por eso, fue la primera vez que me sentí reconocido a un nivel profesional”, describió sobre su experiencia en el país europeo al que llegó gracias a hablar fluidamente inglés y francés.

Además durante la entrevista también busco marcar una postura respecto a la polémica surgida en las redes sociales sobre irse a vivir al exterior. “Uno tiene la libertad para forjar su destino en donde sea que uno quiera porque todos somos libres”, detalló quien además destacó sentirse muchas veces “frustrado” en el país por la falta de oportunidades laborales.

Ignacio volvió a la Argentina en el año 2018 para partir meses después a Qatar. Destaca que haberse criado en La Matanza, sumado a tener vínculos familiares con Uruguay, Paraguay, Italia y el País Vasco, lo ayudaron en la forma de desenvolverse en el mundo. “La Matanza es un partido es sumamente cosmopolita, y eso no lo entendí hasta que viví en el extranjero”, añadió en referencia a las realidades heterogéneas de los más de 2 millones de habitantes del distrito.

El futuro para él aún es incierto. Ignacio destacó que siente que todavía tiene mucho por aprender de otras culturas y en el horizonte personal aparece Tokio. “Las experiencias en el extranjero me aportaron, a nivel personal, muchísima confianza y seguridad en mi mismo”, afirmó el matancero que continuará sumando sellos en su pasaporte.