El gastronómico cuenta que fueron testeando y observando “desde el sentido común” el gusto de aquello que su clientela quería. La clientela está conformada en gran parte por sanmartinense, por lo que comprendieron que debían captar la atención del vecino, haciendo que “cambie mucho la idea original del negocio”.
“La comida mexicana es bastante particular, por ejemplo el tema del picante no es una cosa que se consume mucho acá, por eso los llevamos a parte y fuimos haciendo otras modificaciones. La verdad es que nos dio muy buenos resultados”, analiza el dueño de Tijuana.
Respecto de la dificultad que se plantea en estos tiempos con la imposibilidad de abrir recibir a turistas, el gastronómico es claro al referirse a estos tiempos como un desafío. “Es una experiencia de vida, el día a día viendo que pasa, buscar estrategias, replantearse, arrancar diferente, etc. Eso te mantiene activo y hace de alguna manera todo esto interesante”, reflexiona.
Tijuana por dos meses mantuvo sus puertas cerradas, hasta que comenzó a trabajar con el delivery, algo inédito para ellos. La llegada a los diferentes barrios fue algo que los animó a continuar por un camino que parecía cuesta arriba. Con la repertura paulatina volvieron a recibir a sus clientes en el local y pese a que al día de hoy funcionan con el 50% del salón activo, aseguran que el presente no es malo. De todas formas se esperanzan con una pronta reactivación del sector turístico.
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