El nombre de la Fiesta Nacional de la Confluencia hace alusión a la unión de los ríos Limay y Neuquén, que confluyen y forman el Río Negro. Nació en el año 2013, cuando concurrieron 50mil personas por día, lo que empezó siendo una de las tantas fiestas que se realizan en la provincia hoy en día es una de las más grandes y esperadas del país.
Fiesta Nacional de la Confluencia: la historia de su origen
La Fiesta Nacional de la Confluencia empezó siendo una más de las tantas fiestas que se realizan en la provincia hoy en día es una de las más grandes del país.
En esa primera edición estuvieron presentes León Gieco, La Vela Puerca y Los Auténticos Decadentes, como principales shows musicales. Desde ese paso inicial, la fiesta no dejó de crecer año tras año; incrementando su magnitud, la cantidad de espectadores y sumando shows de jerarquía nacional e internacional.
En su última edición, en 2023, pasaron en total 1.800.000 personas en los 6 días que duró la fiesta, con la presencia, entre otros, de Abel Pintos, quien subirá nuevamente al escenario neuquino más grande en la edición 2024, Camilo, Wos, María Becerra, Duki y las Pastillas del Abuelo.
La leyenda sobre los ríos Limay y Neuquén
Limay y Neuquén eran los hijos de dos importantes caciques de la zona y eran amigos inseparables. A pesar de esto, una tarde en el bosque encontraron a una bella mujer mapuche de cabello oscuro y grandes ojos marrones llamada Raihué (flor nueva) y ambos se enamoraron profundamente de ella, algo que los llevó a competir para conquistarla. El chamán del pueblo les propuso una prueba: el primero que obtuviera un caracol para que Raihué pudiera escuchar por primera vez el rugir del mar obtendría su amor.
Luego de consultar a los dioses decidieron convertir a los jóvenes en ríos para facilitarles la tarea: Neuquén correría desde el Norte atravesando los bosques de arrayanes, mientras que Limay se escurriría por los valles y montañas desde el Sur. Algo que no tuvieron en cuenta fueron los celos del espíritu del Viento: envidioso porque Raihué no tenía ojos para él, comenzó a susurrale que Neuquén y Limay no regresarían nunca.
Fueron cuatro lunas las que esperó la hermosa joven hasta que, ahogada en angustia, se marchó hasta la orilla de un arroyo y ofreció su vida a Nguenechen -padre de la tierra-, a cambio de la vida de Limay y Neuquén. El dios escuchó su pedido y tomó la vida de la niña, transformándola en un bello arbusto de flores rojas que se perdía entre la vegetación patagónica.
Además, el viento les comunicó la desaparición de Raihúe a Limay y Neuquén, quienes al enterarse de que su enamorada había muerto de dolor por su ausencia, se fundieron en un estrecho abrazo y se convirtieron en el Río Negro, que con luto corre hasta alcanzar el mar.
Esta leyenda relata el origen de La Confluencia, lugar que da nombre al departamento más poblado de Neuquén, un punto central para toda la región, donde los ríos Limay y Neuquén se unen para dar nacimiento al Río Negro.