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Estreno Netflix: “La vida que queríamos”, una reflexión de la comprensión en pareja

Cuando vemos el término “drama” en el análisis, resumen, opinión o género de una película lo asociamos generalmente a lo melodramático, prejuzgar que seguramente el director utilizará seguramente el recurso de la “lagrima fácil” para hacer sentir su presencia y la del argumento. Pero en este caso no es así. Por el contrario, va a ser difícil sacarle una lágrima a Ud. en La vida que queríamos”, por el contrario, lo más probable es que lo intimista de la película lo lleve a concentrarse mucho más en la problemática y en la profundidad de esta crisis de pareja. Y lo más notable es que le deje reflexiones para charlar o compartir con quién fue a ver este filme.

                                               La vida que queríamos es el relato de un momento de la vida de una pareja a que le es dificultoso tener un hijo. Y ya desde el principio nos muestra la situación del matrimonio. Ante la infertilidad y la consecuente frustración, siendo la cuarta vez que la mujer no queda embarazada ante la fecundación in vitro, Alice (Lavinia Wilson) y Niklas (Elyas M´Barek) abatidos, pero aún con esperanzas para seguir, la doctora  los incentiva a descansar. Aprovecha para recomendarles que tomen distancia de la situación para evitar derrumbarse y poder elaborar el duelo de esta circunstancia. Según la doctora lo mejor serían una vacaciones para evitar obsesionarse de esta situación. Vacaciones sí, pero será el contexto de una nueva prueba para el matrimonio.

                                                   Si uno cree que cuando se está frente a unas maravillosas playas y un complejo turístico moderno, con todas las comodidades y en vez de cuartos, cabañas, cada una con todos los elementos para entretenerse y disfrutar, con la parrilla, la cancha de tenis, etc., ha dejado sus problemas atrás, esta equivocado. Es aquí donde se enfrentan cara a cara con el vacío que les cuesta llenar. Más cuando contrasta el turismo compuesto por familias, niños y risas. Sin embargo, la vida tiene sus pro y sus contras.

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                                                   Qué pasa. Llegan unos vecinos. Una pareja también joven como ellos pero con dos hijos. Una niña hermosa y cariñosa y un hijo adolescente introvertido, observador pero poco comunicativo. La pareja es bastante simpática e intentan hacer “migas” con ellos, aprovechando que la niña de 5 años con su curiosidad le permitió adelantar las presentaciones y  acercarse a ella (dado que vacacionaban al lado de su casa). Nada mejor le podía haber ocurrido a Alice creando un vínculo afectivo con la nueva vecinita.  El continuo contacto con la niña permite profundizar su deseo de tener un hijo, pero Niklas quiere dar vuelta la página. Aquí hay dos maneras de enfrentar el futuro. Algo que también refleja la nueva pareja de vecinos. Por un lado no hay muy buena comunicación con el hijo y esto se lo muestra el vecino a Niklas confesándole la envidia de no tener hijos. Inclusive las discusiones y la turbulenta relación que tienen los vecinos muestran que tampoco son felices.

                                               En ambos casos, los personajes manifiestan insatisfacción y vació existencial y hay una gran cantidad de expresiones, ya sea en los diálogos, los gestos o las actitudes durante toda las vacaciones pero creo es mejor que Uds. vayan descubriendo el grado de dramatismo de cada matrimonio y como cada uno economiza su repertorio de conductas para explicitar su tristeza.

                                               La vida que queríamos es una reflexión sobre la necesidad de cada uno de ser comprendido en lo más íntimo. Una película donde se muestran amores en riesgo de alejamiento o distanciamiento. Un punto de vista muy pocas veces enfrentado con una serena visión de la depresión grupal entre adultos.

VALORACIÓN: 4 DE 5

HÉCTOR JOSE

Escritor – Crítico de Cine