Historias de emprendedores abundan, son historias en la que se conjugan el esfuerzo, necesidades, la perseverancia y el apostar a lo propio. Pero no son muchas las que hablan de un éxito desde el comienzo. Este es el caso de Croco Churros, un local sanmartinense que abrió sus puertas en julio y que el primer día sin hacer publicidad no paró de vender.
Emprendedores destinados al éxito en San Martín: se lanzaron en medio de la pandemia y no dieron abasto desde el primer día
Pablo, junto a su mujer y su hermano llegaron en mayo de 2019 desde Zapala a San Martín. En la búsqueda de suerte de manera tímida iniciaron un proyecto de venta de churros que los llevó a ofrecerlos en los barrios, a través de redes sociales, con llegada a turistas en verano, hasta que llegó la pandemia.
Pablo le cuenta a Diario 7 Lagos que días antes de que se decrete la cuarentena él había vendido una moto. Con se dinero pude sostenerse un tiempo, pero la situación era más que preocupante y pensando en que por una cuestión sanitaria se iba a complicar vender churros en la calle, proyectó junto a socios abrir un local. Sí, abrir un local en medio de la pandemia.
“Pasaron tres meses y vi que no la podía aguantar más, la verdad que estaba complicado el contexto para vender y por eso pensemos en tener un local. Me dijeron que era un kamikaze. Yo lo salí a buscar uh lugar mediados de junio cuando estaban cerrando los locales. Pensé que iba a ser más kamikaze si me quedaba esperando que alguien me solucione los problemas”, relata el emprendedor.
Es así como pusieron su local en la galería Paseo del Montañes y desde el principio tuvieron el acompañamiento de la gente. “Tuvimos problemas técnicos en local y pensé que no iba abrir, después decidí que sí y a las horas abrimos, aunque no habíamos hecho publicidad”, recuerda.
Ese día solo atinó a escribir un mensaje en Facebook en el que decía que a las 16hs abrían y que iban a hacer delivery. Minutos después de la apertura la gente empezó a llegar y nunca se fue. Ese primer día tuvieron que pedir perdón por no poder cumplir con la promesa del delivery debido a que no daban abasto.
Pablo cuenta que por varios días hubo largas colas afuera del local, el negocio tuvo puntos altos y bajos, pero se mantiene estable y proyectado hacia el futuro.
El éxito inicial se consolidó con una receta que hace honor al nombre del local ya que los describen como bien crujientes, algo que ha sido destacado por su clientela.
Pensando en esta idea de predestinación para con el emprendimiento, Pablo asegura que no cree en esas cosas aunque da la derecha en que se preguntado sobre los hechos afortunados que le ha tocado vivir en los últimos meses.
Más allá del trabajo, la perseverancia y el esfuerzo, el éxito los acompañó desde el inicio, y así se hizo un poco más fácil.