Cuando una mujer llega al final del embarazo y está en trabajo de parto pasa por un proceso de alteración a la conciencia que se le suele llamar “planeta parto o transe de parto”. Este período inicia cuando la mujer esta en labor hasta el alumbramiento de la placenta.
Embarazo: la ciencia del apego en el parto
Hoy sabemos que un bebé en las primeras horas decide si el mundo es difícil para vivir o no. Al estar alejado del cuerpo materno eleva el estrés
Hoy sabemos que los niveles altísimo de la hormona oxitocina en el cerebro y las endorfinas son grandes responsables de este momento. Y no solo la persona gestante atraviesa este estado sino todos los presentes en el parto. Lo que nos genera este coctel hormonal es un “sentido de la vida”, una “conexión con la naturaleza” y esto sucede para que todos los que estamos presentes en el parto participemos para la “supervivencia” del nuevo bebé.
El mamífero cuenta con un sistema sincronizado con componentes neuroanatómicos, genéticos y neurohormonales para la formación de vínculos. Estos sistemas son los responsables del Apego.
El cerebro cuenta con un sistema de redes neuronales que están entrelazadas para lograr el acercamiento de la mamá y el bebé e inhibir la separación. Este sistema está controlado por la oxitocina, la prolactina, las endorfinas y la dopamina principalmente.
La oxitocina y la prolactina inician comportamientos llamados “maternales” de cuidados, la oxitocina y prolactina generan sensación de placer, y en particular también son un ansiolítico. Desarrolla e la parturienta la sensación de confianza en los demás y promueve lazos afectivos interpersonales entre miembros de un grupo social.
Los opioides por su lado ayudan al cerebro a sentir placer al contacto con su cría.
El vínculo de apego y el comportamiento maternal son grandes reguladores del sistema nervioso del bebé y son responsables de su homeostasis.
En un recién nacido, poder tener esta regulación le permite tener una buena impronta frente al estrés y esto se verá reflejado en su epigenéntica.
Por eso es tan importante acompañar la gestación no solo desde la mirada física, sino también hacerlo desde la salud mental, y propiciar los “1000 primeros minutos”, concepto que está hoy en día muy a la vista. Y que tiene ver con separación “cero” entre la díada frente al nacimiento.
Hoy sabemos que un bebé en las primeras horas decide si el mundo es difícil para vivir o no. Al estar alejado del cuerpo materno eleva el estrés, porque debe de estar en alerta y por su cuerpo corre cortisol.
El doctor Neils Bergman decía “Todo en la neurobiología del nacimiento y del apego está enfocado a un propósito: favorecer el vínculo amoroso entre la madre y el bebé. La naturaleza no solo busca asegurar la supervivencia de las criaturas; también un desarrollo lo más saludable e integral posible, ,tanto físico como mental y social”
Nuestro cuerpo es increíble, no solo nos permite desde lo físico gestar sino que nos prepara y predispone para generar un vínculo con nuestra cria. No dejemos al azar los cuidados de nuestra gestación, no solo desde lo físico sino sobre la salud mental.
Busquemos equipos de salud que trabajen de manera interdisciplinaria y que nos cuiden de manera integral.
Duola y Puericultora