Estilo y tendencias

El alcohol en la conducción, un flagelo que no baja como ser querría

La ONG Luchemos por la Vida, pone el ojo directo en ello: “no beba alcohol si va a conducir. No ingiera absolutamente nada de alcohol ni antes ni durante el viaje”.

Parece claro, pero no es tal. Manejar con alcohol en la sangre es específicamente una de las causas, diarias más comunes y graves de ocurran accidentes de autos en calles y rutas.

En un país, donde se suceden cerca de 22 muertes por día en siniestros viales, muchos de ellos debido al consumo de esta droga social, debería impactarnos y cambiarnos la perspectiva. Pero no lo hace. Y desde hace años, los números solo se incrementan en detrimento de toda una sociedad.

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Ni multas, ni infracciones, ni retención de automóviles en muchas esquinas de calles y autopistas parecen ayudan en serio a controlar esta epidemia. Es que por mucho que se hable y concientice, depende de cada uno tomar la decisión de cuidar su vida, y la de los otros.

Es que, el beber alcohol, aun en dosis chicas, eleva en mucho la posibilidad de, en algún momento, poder verse asociado a un hecho vial severo o quizás hasta trágico. Y lo hace, porque como detalla Autoescuela de Manejo Victoria en Vicente López, especializada en la enseñanza profesional de conductores de todo el país, tomar menoscaba las funciones cerebrales básicas para tomar el volante y salía a andar, ellos son los reflejos y la vista inmediata y a distancia, a la vez que conspira contra la facultad de entender lo que se está haciendo. Algo que sigue en línea directa con la sensación de suficiencia y valor malentendido, que lleva a provocar maniobras temerarias, excesos de velocidad, salteo de las normas viales, no colocación de cinturón, y otras más.

De esta forma, el riesgo se incrementa para la vida propia y la de los peatones y conductores, que generalmente, acaban siendo las víctimas indefensas de estas personas inescrupulosas. La estadística así lo asegura, la posibilidad de padecer un accidente automovilístico con consecuencias fatales en quienes beben, es hasta 18 veces mayor que para una que no lo hace.

 

Foto ilustrativa