Sofía Alonso y Rocío Silka son las creadoras de MOLA, un proyecto que comenzó como un proyecto de muebles de autor y hoy se ha convertido en una marca con una enorme impronta neuquina, con la que sueñan expandirse hasta consolidar su propia empresa. Diario Neuquén dialogó en exclusiva con las emprendedoras, quienes contaron su experiencia en estos años y sus sensaciones acerca del éxito que cosecharon.
Dos neuquinas que pueden convertirse en las mejores emprendedoras del año: conocé a las creadoras de MOLA
Destacadas por el Ministerio de Producción y Trabajo Nacional y hasta visitadas en su taller por el presidente Mauricio Macri en junio de este año, Rocío y Sofía están a un paso de convertirse en las mejores emprendedoras argentinas del año. “El proceso MOLANICO es mágico, y la magia no se explica, se contagia”, resumen las amigas sobre su extraordinaria empresa.
Sofía y Rocío son amigas desde el secundario. Sofía es diseñadora gráfica y Rocío es arquitecta. Poco a poco fueron aprendiendo sobre amoladoras, hierros y terminaciones. Al poco tiempo, ya recibían una gran cantidad de pedidos de muebles, primero a través de conocidos, y luego por las redes sociales. Su negocio ya tiene tres años y es un verdadero caso de éxito.
Sobre los inicios, las jóvenes relatan que MOLA “empezó 5 años atrás cuando por interés decidieron aprender a soldar” y explican: “Nuestras carreras eran una puerta segura a nuestro futuro económico. Paradójicamente, esto nos dejaba un vacío emocional. Nuestro futuro era estar enfrente de una pantalla cada día, y esto excluía una parte del proceso de creación, la fabricación. Crear con las manos tenía toda la emoción que nos faltaba”.
Para lograr nuestro objetivo “necesitábamos un maestro a medida”, cuentan las ideólogas de MOLA a Diario Neuquén. “Encontramos a Ale, quien nos abrió la puerta de su casa y nuestro primer trabajo fue una parrilla”, detallan y agregan: “ese comienzo nos dio las alas para entender que éramos capaces de crear lo que creamos”.
La demanda de los clientes dio forma a lo que hoy representa MOLA. Las chicas manifiestan que los pedidos “nunca dejaron de llegar y fueron cada vez más grandes”. Además, entienden que “detectar una necesidad no cubierta hizo que estos desafíos se conviertan en una clara oportunidad de negocio” como lo es hoy su emprendimiento.
El fuerte de MOLA es el diseño personalizado, por lo que no tienen muebles en stock. Rocío y Sofía siempre se encuentran a la espera de la decisión de sus clientes para comenzar el proceso de creación. También afirman que desde el inicio las redes sociales fueron siempre su principal canal de comunicación.
Ante el éxito de sus ventas, las creadoras de MOLA pasaron a las semifinales del concurso nacional El Emprendedor del Año 2019, que organiza la Secretaría de Emprendedores y Pymes del Ministerio de Producción y Trabajo. Ya llegaron a la fase definitoria en la segunda edición del concurso que premia el talento y la vocación, según las consignas de los organizadores.
MOLA por dentro y fuera
El equipo cuenta con más de 30 proveedores. Puertas adentro del taller, son Roció Silka y Sofía Alonso quienes forman parte de cada etapa del proceso, desde que llega la solicitud hasta que se entrega el producto. Además, cuentan con Martin, quien se encarga también de la mano de obra e instalación.
El resto de las personas se involucra de manera activa en el proceso de fabricación puertas afuera del taller. Dentro de este equipo están los proveedores de materia prima y el resto se involucra de manera cercana en la confección del producto. Algunos de ellos son, carpintería, pintura, corte y plegado de chapas, calado en cnc, vidrieria, albañilería, ingeniería, automatización, entre otros.
Su materia prima base es el hierro, y el material que lo acompaña la mayoría de las veces es la madera. Hay productos “Moclásicos” (estandarizados), productos “Molamedida” (personalizados) y productos “Molanicos” (piezas de arte exclusivas).
MOLA rompió esquemas y prejuicios
Además de aprender el oficio y manipular las herramientas, las chicas neuquinas debieron vencer prejuicios sociales para demostrar que, con tan solo 28 años, se puede combinar su juventud, profesionalismo, y el hecho de ser mujeres soldadoras en un gran emprendimiento que pueda devenir en una sólida empresa.
“Nuestra propuesta de valor, en primer lugar, es la combinación entre lo técnico y lo artesanal. Es decir, la unión de la arquitectura y el diseño con un oficio. En segundo lugar, se trata de empoderar a la mujer y romper esquemas a nivel social. Estos dos aspectos dan fuerza a la identidad de MOLA”, explican Rocío y Sofía.
Y van por más: “queremos crear un espacio de educación que se denomine ESCUELA MOLÁNICA. Un lugar que brinde contención y las herramientas necesarias a todas aquellas personas que se permitan una nueva forma de crear. Estamos convencidas que nuestro legado merece ser enseñado y transmitido. Queremos MOLANIZAR el mundo”, cuentan entusiasmadas a Diario Neuquén.
A la espera de disputar la final del concurso El Emprendedor del Año, donde el ganador obtendrá un viaje a Israel, uno de los principales centros de innovación y emprendimiento a nivel global, Sofía y Rocío aseguran que su historia “tiene mucho más de causalidad que casualidad” ya que “cuando uno tiene confianza en sí mismo y busca las herramientas necesarias para llevar a cabo una idea, las oportunidades aparecen, solo hay que perder el miedo y aceptar el desafío”.
“Trabajar de lo que amamos y confiar en cada paso que damos, creemos que es el camino seguro hacia el éxito personal”, explican. Su éxito es cada vez más grande y su fábrica de muebles se piensa ya trae consigo un futuro enorme.