Crítica: Green Book, la nueva película de Viggo Mortensen

La película transcurre en la década del 60, en los Estados Unidos. Con un fondo cultural de racismo y peligro. Dos personas se arriesgan a recorrer el sur americano donde los negros están discriminados, subyugados y sometidos a costumbres injustas en  relación a los blancos conservadores quienes ejercen el poder en todos los aspectos: sociales, económicos, laborales y políticos. Si bien los dos personajes principales tienen necesidades imperiosas, son necesidades diferentes. Uno es blanco llamado Tony Lip (Viggo Mortensen). Fue empleado como conductor y necesita dinero para darle de comer a su esposa y sus dos hijos en una época de crisis laboral. Y acá se pone buena la película porque su jefe es negro.  Un reconocido pianista afroamericano, refinado, con buena formación universitaria y conocido por la clase alta, el Dr. Don Shirley (Mahershala Ali). Quién realizará, junto a Tony Lip una gira de 2 meses desde Manhattan hasta los conservadores estados del Sur. Lip acompañará y cuidará de Don Shirley en este viaje. Luego sabremos que motivaciones lo llevan al pianista a realizar semejante tour musical corriendo el riesgo de perder su vida, cuando a él plata no le faltaba. Y también veremos las habilidades de un Tony Lip,  malhablado, de baja escolaridad, rudo,  como custodio ante situaciones difíciles de segregación racial. Ya me estoy imaginando que Ud. sabe a qué conflictos tendrán que enfrentarse y dónde deberán alojarse y comer, será de acuerdo a las normas del Green Book (El libro verde), una guía para negros donde podrán pasar la noche. Hay de todo en la película, escenas para todos los gustos y bien realizadas. Pero aún así cuando salí del cine me preguntaba por qué me conmovió tanto si el argumento era casi repetitivo en el historia del cine. Sabía que la película era muy buena, pero no sabía qué, puntualmente, fue lo que me impacto tanto. Salí del cine, el calor me hizo frenar en un bar y consumir una gaseosa. Yo sabía que era una excusa. Quería saber el motivo de mis lágrimas. Y creo que es ahí donde frené. No era una gira musical con conflictos raciales lo que planteaba el argumento, era una historia de amor, entre dos hombres, donde lo que imperaba era la amistad en mayúscula. Con sus respetos y sus broncas, con la dignidad que hay que tener en la vida ante las pequeñas y grandes cosas, los sentimientos y la brevedad de la vida que se hace eterna ante la simpleza y las honestas actitudes.