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Coronavirus en Argentina: suspenderían las clases en todo el país para frenar la expansión de la enfermedad

Es invisible. Cambió al mundo. Y a la Argentina. La multiplicación de casos de enfermos de coronavirus en el país provocó que el Gobierno Nacional acelerara un paquete de medidas para intentar frenar el avance de esa enfermedad. Hasta ahora eran planes que se manejaban en secreto por las autoridades. La Casa Rosada hizo público este sábado parte del “Plan Contención”. Son distintos decretos y resoluciones, de varios ministerios, que se difundieron en el Boletín Oficial, sumadas a más medidas que se conocerán en las próximas horas, o los próximos días, confiaron a Clarín fuentes inobjetables del oficialismo. Buena parte de la sociedad, se convencieron en la Casa Rosada, espera saber si el coronavirus provocará o no la suspensión de las clases en los colegios primarios, secundarios y en otros ámbitos dedicados a la enseñanza. Pasará más temprano que tarde, confiaron a Clarín fuentes oficiales que trabajan en este y otros temas relativos al coronavirus. Incluso se evalúan que esto ocurra este domingo.

Las máximas autoridades del Gobierno preveen que los contagios por coronavirus lleguen a un pico máximo durante el mes de abril y mayo. Es cuando comienza el frío del otoño. El coronavirus se expande con mayor dinamismo en temperaturas bajas.

El tema climático es tan relevante en esta lucha contra la pandemia a nivel nacional que incluso funcionarios del Servicio Meteorológico Nacional se unirán a los equipos del Ministerio de Salud abocado a resolver o prevenir la nueva problemática sanitaria.

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Una esperanza alumbra a los funcionarios: que las temperaturas veraniegas se extiendan más de habitual.

Este sábado, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, firmó un decreto que podría ser leído como una primera como una etapa de progresión hacia la suspensión de las clases en los primarios y secundarios de todo el país.

Se trata de un texto ya publicado de modo oficial que sugiere acotar la presencia de profesores y alumnos en las Universidades Nacionales (ver aparte).

A esta medida se sumaría otra que podría tener un efecto dominó entre las miles de instituciones educativas de la Argentina, tanto públicas como privadas, y de todos los niveles. Los colegios Nacional Buenos Aires y Pellegrini ya informaron sobre la suspensión de las clases, como también las facultad de Derecho de la UBA.

La Casa Rosada le sugirió a las provincias y a la Capital Federal que eviten computar las faltas tanto para maestros o profesores que posean enfermedades que pondrían en riesgo su salud frente a la acechanza del virus oriental. Son quienes ya sufren de problemas respiratorios, o diabetes, entre otros tipo de afectaciones que debilitan a los organismos frente al contagio del coronavirus.

Las autoridades nacionales intentan instalar la calma en un sector importante de la sociedad que igualmente ya entró en un estado de alerta, paranoia, y miedo y desconcierto, entre otras sensaciones, de acuerdo a encuestas y estudios que se manejan en el Gobierno.

Eso, a pesar de que el coronavirus tiene un porcentaje bajo en cuanto a la mortalidad.

Para los alumnos que también integren los “grupos de riesgo”, el ministerio de Educación pedirá que se evite computarles las faltas si es que no concurren a clases.

El ministro Trotta, siempre cauto sobre este tema, tiene las medidas preparadas para “invitar” a todos los gobiernos provinciales a suspender las clases.

Este sábado, el municipio de Mar del Plata, al mando de Guillermo Montenegro, decidió interrumpir el ciclo lectivo debido al coronavirus.

Lo mismo habían ordenado instrumentar el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. Y el de Misiones, Hugo Passalacqua.

Trotta se reunió el sábado por la tarde con un comité de especialistas en el Ministerio de Salud para conocer su opinión sobre el tema.

El avance de los enfermos de coronavirus hace que el desenlace sobre la cuestión sea inminente.

El “Plan Contención” liderado por el presidente Alberto Fernández incluye más medidas, no solo las relativas a la Educación.

Mediante otro decreto, por ejemplo, extremó la entrada al país de no residentes en la Argentina que hayan estado en los países designados como críticos debido a la cantidad de contagiados y muertos que hay en esas naciones.

Hasta ahora, los extranjeros que llegaban a la Argentina y que habían estado en ese grupo de países atestados de coronavirus estaban obligados a entrar en un aislamiento de 14 días si querían permanecer después más tiempo en la Argentina.

Ya no tendrán esa chance.

Esta medida se tomará para los no residentes que ingresen vía los aeropuertos de Ezeiza, Aeroparque, y por el Buquebús, la empresa que tiene el monopolio de los viajes hacia y desde Uruguay.

El canciller Solá trabajó el fin de semana para instrumentar con los países que integran el Mercosur, y que permiten entonces a sus ciudadanos ingresar al país solo con la cédula de identidad, tal vez deban hacerlo mostrando su pasaporte para que los funcionarios de Migraciones sepan si estuvieron en el último tiempo en los países “riesgosos”.

Entre el viernes pasado y el sábado por la tarde, en la Cancillería se atendieron 10 mil llamados de consultas para saber cuáles son las nuevas normas para entrar a la Argentina, tanto de parte de extranjeros como de residentes que están hoy en el exterior.

A estas medidas, el Gobierno les sumará otras vinculadas a la prevención para aguardar un posible pico de contagiados de coronavirus sin que se encuentre ya colapsado el sistema de salud público y privado.

Clarín pudo saber que el influyente sindicalista Héctor Daer, amigo del Presidente, y su compañero de la CGT, José Lingieri (Aguas), se comunicaron con el ministro de Salud, Ginés González García, para ofrecerles no solo que las clínicas de las obras sociales sindicales atiendan a cualquier posible afectado por el coronavirus. También pusieron a disposición, en una medida que deberá consensuarse con el Consejo Directivo de la CGT, a las plazas de los hoteles que son propiedad de los gremios. La idea es que allí se puedan alojar a potenciales enfermos de coronavirus pero con baja intensidad en la afectación de su salud. Son personas que deben permanecer aisladas del resto para no contagiar pero que no necesitan mayores cuidados médicos.

El tema será tratado en una reunión de otros cegetistas, como el gastronómico Luis Barrionuevo, el secretario general de los empleados estatales, Andrés Rodríguez, y el representante de los obreros de la construcción, Gerardo Martínez.

Ocurre que el Estado, a través de la Superintendencia de Servicios de Salud, hoy bajo mando de Eduardo Zannini, les debe a diversas obras sociales de sindicatos alrededor de 17 mil millones de pesos de una deuda para tratar enfermedades complejas.

El gremio de Sanidad, además, del que dependen los trabajadores de la salud, está peleando por mejorar su paritaria nacional.

Desde el viernes por la mañana, Alberto Fernández decidió que su Gobierno se juega, a todo o nada, a intentar controlar el ingreso y la expansión de un virus invisible, que puede matar, aunque en porcentajes bajos.

Algunos de los países más desarrollados del planeta luchan aun contra el coronavirus.

Hasta ahora, el Instituto Malbrán era el centro de ciencia que tomaba las muestras de enfermos o no de coronavirus.

Habrá más sedes que se dediquen al tema, en varias provincias.

Carlos Gregorio Malbrán fue un pionero en los conocimientos médicos de las bacterias y los virus en Argentina.

Fue senador pero fue, sobre todo, un destacado científico que dio su vida para curar y dedicarse al estudio de enfermedades. Mientras vivía, a inicios del siglo XX, por ejemplo, el actual Hospital Muñiz era conocido con otro nombre: “Casa de Aislamiento”.

 

Fuente: CLarin