Hace una década, la erupción del Volcán Puyehue cambió para siempre la vida de los angosturenses. La situación de crisis generada por las cenizas que cubrieron la ciudad llevó a tener que evacuar a miles de personas. En ese contexto, surgieron múltiples actos de solidaridad que aún hoy emocionan.
Cómo se organizó la ayuda voluntaria y las ollas populares en Angostura tras la explosión del Volcán
Los días posteriores a la erupción resultaron algunos de los más tristes para toda la ciudad. Hubo varios cortes de energía y gas en todo Angostura que se declaró zona crítica de la tragedia debido a su cercanía con el Volcán Puyehue. En ese contexto, múltiples donaciones y muestras de solidaridad llegaron a la zona desde distintos puntos de todo el país pero fue necesario generar un plan para poder ordenarse.
La Gendarmería Nacional tomó control de la zona apenas horas después de la erupción. Y cientos de vecinos se acercaron a colaborar. Una de ellas fue Fanny Orellana, quien hoy es parte del grupo Búsqueda y Rescate de Zonas Agrestes pero que hace una década jamás pensó que su vida se encaminaría en ese sentido. “Me ofrecí a trabajar como voluntaria ante lo que había pasado en Angostura. Fuimos a anotarnos pero era un mundo de gente porque todo había sido muy sorpresivo”, comentó la mujer en charla con Diario 7 Lagos.
Una gendarme le dijo a Fanny que necesitaban cocineras para colaborar en el armado de ollas populares para los evacuados. Ella respondió que no sabía cocinar pero que estaba dispuesta a brindar su ayuda en una situación tan dramática como la vivida. “Aprendimos a cocinar para ollas gigantes. Además tuvimos que empezar a ordenar las donaciones que llegaban de todo el país porque no había muebles para ponerlas”, contó sobre esos primeros días.
El primer trabajo consistió en ordenar todo lo que llegaba como donación. La erupción tomó por sorpresa a todos los vecinos de Angostura que debieron ponerse manos a la obra para salir adelante. Consultada sobre cómo vivió esas primeras horas, Fanny reveló: “Yo necesitaba estar ocupada para no pensar en lo que podía volver a pasar. No podía entender nada de lo que estaba viviendo”.
Un trabajo de meses para reconstruir lo dañado
El Ejército tomó posición en el sur para continuar ordenando la situación de emergencia que se vivía. “A nosotros nos trataban como si fuéramos un soldado más. Estuvimos cuatro meses tratando de reconstruir la zona”, contó Fanny. La mujer destacó que uno de los momentos más emocionantes de esos días lo vivieron en la previa de un Día del Padre al quedarse cocinando toda la madrugada tortas fritas y ñoquis para agradecerles la ayuda que estaban recibiendo.
La erupción cambió la vida de todos los angosturenses y Fanny no fue la excepción. Luego de los meses de colaboración tras la tragedia, la mujer se anotó en el grupo Búsqueda y Rescate de Zonas Agreste. Allí trabaja actualmente tras más de una década de presencial. “En el 2013 fuimos a conocer el Volcán y me preparé un año para esa caminata que resultó muy movilizante”, concluyó Orellana.