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A corazón abierto: Educadora y directiva de la UAF repasa sus 33 años en la institución

Hablar de la UAF en Villa La Angostura es hablar de Nilda Murer, esta mujer que dedicó 33 años de su vida a cuidar y educar a miles de niños que pasaron por las salas de la institución que hoy siente su ausencia. Tras más de 30 años de servicio la semana pasada se jubiló y entre emociones y su nueva vida lejos de pañales y mamaderas repasa los recuerdos que han dejado huella en su camino.

“Entre el 10 de junio de 1985, en ese momento éramos no mas de 4 y teníamos unos 6 chicos. La UAF funcionaba en dos casas que se adaptaron, con el correr de los meses entro mas gente y se amplio la cantidad de niños”, recuerda Nilda. “Yo comencé como Educadora y estuve hasta el año 2005, después fui Directora pero hacia las dos funciones: estuve en todas las salas”

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Esos primeros años, Villa La Angostura era muy distinta de lo que es hoy, “Fueron años muy difíciles para nosotras, en ese tiempo no había la tecnología de hoy ni tampoco teníamos gas así que teníamos que llegar mas temprano para prender los tachos de leña para que cuando lleguen esté calentito el ambiente.”, señala.

Sin embargo, y a pasar de la falta de recursos, Nilda recuerda que “todo el mundo le puso la mejor onda y así fuimos superando los crudos inviernos que eran en ese momento, me acuerdo de haber llegado a la UAF con la nieve a la rodilla, no teníamos micro, ni auto…”

“Fue una época difícil dentro de lo lindo que era trabajar ahí. Fue un ambiente cálido, siempre con el personal tratábamos de llevarlo delante de la mejor manera.”

Como anécdota cuenta que ya en los últimos años los niños que habían pasado por la UAF llevaron a sus propios hijos así que “Perdí la cuenta de la cantidad de chicos que pasaron”, pero sí reconoce haber tenido a dos generaciones de una misma familia.

“Los primeros años salíamos a buscar a los nenes con el micro municipal y después los llevábamos y en una oportunidad dejamos a los nenes y después cuando el chofer va a guardar el micro era que se había quedado quietita ahí, era tan buenita y tan calladita que se quedo sentadita sin decir nada”, recuerda Nilda y agrega que en esto de acompañar a las familias se transitan cosas tan lindas como difíciles: “nosotros siempre nos hemos quedado con lo mas lindo que es haber compartido tantas horas con tantos chicos”

Un trabajo especial porque se convive muchas horas y muchos días con los dueños del amor más puro, los niños: “Teníamos un nenito que ahora tiene 22 años y el me seguía mucho, y cuando se peleaba con la mama agarraba una bolsa y ponía su ropa y se quería venir a vivir conmigo”, recuerda con emoción.

“Las madres siempre fueron muy agradecidas, hoy me pongo a pensar y me siento feliz de poder haber ayudado a esas familias, y que se hayan superado. Hay gente que venia cuando estaban muy mal económicamente y después de han ido superando y saber que te jubilaste y que hiciste todo lo posible para poder ayudar…” comenta con emoción.

A fines de septiembre de este año llegó su jubilación y por ende la despedida de la UAF: “La despedida fue muy linda, de todas mis compañeras. Mas que agradecida por todo el apoyo que ha recibida la UAF y yo también, me sentí muy gratificada porque la gente siempre colaboró, cuando yo iba a pedir algo siempre tuve buena respuesta de la comunidad, tanto de la comunidad como del estado, agradecida en poder haber llevado adelante esta institución, y también a todas mis compañeras.”